viernes, 10 de julio de 2009

PROBLEMAS RESUELTOS II

PROBLEMAS RESUELTOS

12-PRUDENCIA Y SU ESPOSO

Prudencia tiene 24 años. Tiene doble edad de la que tenía su esposo cuando ella era de la misma edad que su esposo tiene ahora. ¿Qué edad tiene el esposo de Prudencia?

Sol.: Si su esposo tiene X años e Y es la diferencia entre sus edades, entonces,
24 = 2 (X-Y); Y = 24- X. Así pues,

24 = 2x -2y = 2x – 2(24-x) = 2x- 48+2x; de donde 4x = 72; x= 72/4 = 18 años tiene su esposo.

13-DE RELOJES

Pepe y Antonio van a nadar y ambos se olvidan de quitarse los relojes. Estos se estropean. El de Pepe empieza a adelantar treinta segundos diarios y el de Antonio se para completamente. Si los dos deciden no arreglar sus relojes, ¿cuál de los dos señalará la hora exacta con más frecuencia, y con cuánta frecuencia?

Sol.: Tendrían que pasar 2x60x12 medios días, es decir 720 días para que el reloj de Pepe señalara otra vez la hora exacta. Durante esos días, el reloj de Antonio habría señalado la hora exacta dos veces cada veinticuatro horas, es decir, 1.440 veces. Así ues su reloj habrá señalado la hora exacta casi 1.500 veces con más frecuencia que el de Pepe.

14-MOTORISTA

Dos automóviles se encuentran a 120 Km. uno de otro. Uno de ellos viaja a 20 km/h y el otro viene hacia él a 10 km/h. Un hombre montado en una motocicleta, que sale del mismo punto que el coche más rápido y que rueda a 30 km/h, va de un coche a otro conforme estos se acercan. ¿Cuánto tiempo ha de pasar antes de que alcance al coche más lento?¿Qué distancia habría recorrido antes de que quedara aplastado entre los dos coches?

Sol.: El motorista tarda tres horas en alcanzar al coche más lento y para entonces habrá recorrido 90 km y el coche más lento, 30 km. Los coches chocarán dentro de 4 horas y para ese momento el motorista habrá recorrido 120 kms.

15-CERILLAS

Tenemos 10 cerillas en una fila. Cada cerilla puede saltar por encima de otras dos cerillas, moviéndose lo mismo hacia la izquierda que hacia la derecha, para quedar cruzada sobre una tercera cerilla. Si una cerilla salta sobre un par de cerillas cruzadas es lo mismo que si salta sobre dos cerillas sueltas. La finalidad del problema consiste en hacer cinco pares de cerillas cruzadas en el menor número posible de movimientos.

Sol.: Numeramos las cerillas del 1 al 10, partiendo de la izquierda; las cerillas cambian sus números al alterar la posición.
a- 4 va a la izquierda
b- 3 va a izquierda
c- 4 va a la izquierda
d- 7 va a la derecha
e- 8 va a la izquierda
f- 7 va a la izquierda
g- 8 va a la izquierda


16-PUNTOS

Une estos nueve puntos con 4 líneas rectas continuas.














17-MELOCOTONES

El obispo Rouco Varela envía al Papa varias cajas, cada una de las cuales contiene 20 melocotones, con la siguiente carta:
“Envío a su Santidad varias cajas de melocotones, en total alrededor de 2 docenas de cajas. La suma de las cifras del número total de melocotones es el número de los Mandamientos de Ley de Dios”
¿Cuántos melocotones recibió el Papa?

Sol.: Si había x cajas, el número de melocotones era 20x. Como las cifras que componen 20x, sumadas nos dan 10, las cifras que componen x ha de sumar 10/2 = 5. El único número cercano de 24 (dos docenas) cuyas cifras sumadas dan 5 es 23. Por lo tanto x = 23 y el número de melocotones es 460

18-LA GUERRA

La guerra había sido declarada. Las moscas contra las arañas y las arañas contra las moscas. En la primera batalla se pudieron contar 42 cabezas y 276 patas. ¿Cuántos guerreros había de cada bando?

Sol.: x+y=42 x=moscas
6x+8y =276 y=arañas


19-GENEALOGÍA

A ti que te gustan los árboles genealógicos. ¿Qué parentesco tenía el primer esposo de la segunda mujer de Napoleón con el segundo esposo de la primera mujer de tan ilustre hombre?

Sol.: Era la misma persona


20-HERMANOS Y HERMANAS

Sol.: (x-1)= y
2(y-1)=x 4 y 3

martes, 16 de junio de 2009

PROBLEMAS RESUELTOS

PROBLEMAS RESUELTOS

1-BOOMERANG
Un boomerang, tú sabes que al lanzarlo, vuelve al lanzador de nuevo.¿Qué puedes hacer para que al lanzar una pelota de tenis con fuerza, verla detenerse y regresar, sin que golpee contra un muro, una raqueta, ni cualquier obstáculo?
Sol.: lanzarla hacia arriba verticalmente

2-CONTRABANDISTA
Entre Francia y España iba tranquilamente en una bicicleta, silbando su canción preferida, llevando un saco de arena de 10 Kg. en el sillín. Los aduanero le registraban y no encontraban nada sospechoso en el saco ni en los bolsillos. Sin embargo, los aduaneros sabían que les engañaba. ¿Qué llevaba de contrabando?
Sol.: la bicicleta, naturalmente.

3-LAGARTO
Un lagarto tiene una cabeza que mide 9 cm.; la cola mide lo que la cabeza más la mitad del cuerpo, y el cuerpo mide lo que la cabeza y la cola juntas.¿Cuánto mide el lagarto?
Sol.:
x = 9+y/2 x = 27

y = 9+x y = 36

4-SACOS
Mi tío tenía 10 sacos llenos de bolas de rico caramelo. En todos los saco había bolas de 10 gr. Cada una. Pero en un fallo de fabricación uno de los sacos contiene bolas de 9 gr. Le dijo al encargado que localizara el saco, pero que lo hiciera de una sola pesada para ganar tiempo. El encargado casi se vuelve loco. ¿Sabrías hacerlo tú?
Sol.: Numera los sacos del 1 al 10.
Saca una bola del primer saco, dos del segundo, tres del tercero…
En total habrás sacado 55 bolas, que de ser correcto todo deberían pesar
550 gr. Pero como había uno de los sacos que estaba mal de peso, la
diferencia en gramos entre la pesada y los 550 gramos, te daría el número
del saco correspondiente a las bolas taradas. Así, si salen 546, 4 menos de
550, será el saco número 4 el que está mal, puesto que de el he sacado 4
bolas.
5-CLAVIUS
Lo ideó Clavius, un filósofo del s. XVI.
El dueño de un esclavo le dice a éste que le dará, al cabo del año, 10 monedas de oro y una capa. Al terminar el séptimo mes, lo despide, dándole 5 monedas de oro y la capa.
¿Cuánto vale la capa?
Sol.:
10+ X 5+ X
_______= _______ X = 2 valor de la capa
12 7





6-DIANA
Tienes una diana como la de la figura y has de tirar tus 6 dardos, con tal puntería, que la suma de los puntos conseguidos sea 100. ¿A cuáles has de tirar?




16
24
23
17
Sol.: 2 dardos al 16 y 4 dardos al 17.

7-EL NÚMERO 37

El 37 es un número muy curioso. Sólo tienes que multiplicar este número por los múltiplos de 3 desde 3 a 27. ¡No creo que necesites una varita mágica!

Sol.: 37x3 = 111; 37x18 = 666
37x6 = 222; 37x 21 = 777
37x9 = 333; 37x 27 = 999
37x12 = 444;
37x15 = 555 ;

8-EL CABALLO

Mi amigo tenía un caballo alazán negro que me encantaba, pero no quería vendérmelo. Después de mucho porfiar, me dijo que sí, pero que la condición para pagarlo sería que le tenía que dar un céntimo por el primer clavo de la herradura, 2 céntimos por el segundo, 4 por el tercero, 8 por el cuarto, 16 por quinto, etc. Así doblando el precio de cada clavo hasta el último de los 32 clavos que tenía el caballo. Yo acepté porque creí que era poca cosa.¿Cuánto pagué por el bicho?

Sol.: 1+ 22+23+24+25+………….232 = 4.294.967.295 céntimos = 42.949.672 Euros.

9-LA JAULA

Tengo una superjaula con 84 periquitos azules y verdes. Los azules suman 4 más que los verdes, ¿cuántos hay de cada clase?

Sol.: X + (X+4) =84; de donde 2X =80; X = 40

10-COMBINACIÓN

Combinar 10 números 6 para igualar a 222

Sol.: 6+6+6+6+66+66+66 = 222

viernes, 5 de junio de 2009

TRÍPTICO

TRÍPTICO
I
Senda de margaritas. La tierra ofrece estrellas.
Horóscopo de amores en manos de doncellas.
Saben de amores
porque son flores
y saben del destino
porque fueron estrellas,
que cayeron y germinaron en el camino.
Una mano pulida,
curiosa de su sino,
del botón de oro, las finas alas cruel arranca.
Una mano pulida
tira ilusiones, hoja tras hoja, en lluvia blanca.
Como la vida.
II
Monótono es el mar. Con qué inquietud batalla
su ansia de más allá. ¿A dónde irá sin valla
su fiebre embravecida?
Mas la fiebre del mar, cual ansia humana, estalla.
Su inmensidad es breve,
su anhelo fuerte es leve,
pues se hacen en la rígida frialdad de la muralla
trizas esmeraldinas y sudarios de nieve.
Como la vida.

III
Con un curvo destello de vengativa espada
del lóbrego estoicismo de la noche enlutada,
la estrella deprimida,
más breve que la flecha de traidora mirada,
traza el arco de un vuelo de la nada a la nada.
Como la vida.

domingo, 24 de mayo de 2009

LA VIDA ES UN CAMINO

LA VIDA ES UN CAMINO
La vida es un camino para andarlo
con rumbo hacia un futuro que se ignora.
Bellas flores ofrecen sus ribazos,
claras fuentes alivian nuestra sed,
pero el camino es áspero y duro.
Con lodo – mucho lodo – en los inviernos,
con polvo – mucho polvo – en los veranos.
Lodo y polvo. Dolor.
Y el dolor que la alfombra es necesario:
le da sabor a la vida y la hace heroica.
La vida es un camino para andarlo;
hay que saberlo andar fijos los ojos
en la estrella que orienta nuestros pasos.
Sin traicionar el rumbo, prodiguemos
honor a nuestro esfuerzo cotidiano
y aventemos amor a manos llenas,
igual que el labrador aventa el grano.
Así, para el relevo, nuestra vida
será bello CAMINO DE SANTIAGO.

miércoles, 13 de mayo de 2009

EL VIVIR

EL VIVIR
En mi experiencia, la felicidad la proporciona la tierra y emana de los elementos que comprenden el ámbito rural. Y esto no es la perspectiva de los años jóvenes pasados aquí en Granja, ni los recuerdos de la poetizada infancia, sino por la tierra en sí misma que siempre vi, las calles con sus piedras y charcos, con el polvo de los caminos, con los cagajones de las bestias que pasaban, las negras cagalutas de las ovejas o el traqueteo de un carro con las ruedas en llantas de hierro. El restallar de un látigo que azuza el paso de las mulas enganchadas a un trillo de desgastadas ruedas dentadas, en la parva extendida en el llano de la era, a esa hora caliente de la tarde.
Ya sé que muchos diréis que no es lo mismo el trabajo diario de la tierra, con lo mío que es ir de vacaciones al pueblo, a mi pueblo, estar con la familia, en mi lírica deformación de la visión campera. Sé también que mi concepto difiere de la de aquellos que, apegados al duro trabajo de las labores agrícolas, se agotaban con el zacho, sudaban en la siega, se empolvaban en la era, interminable hasta setiembre, en las distintas faenas de trilla, limpia y el acarreo de los costales al empinado doblao, aquellos costales de noventa kilos, que cuando subías unas decenas te flaqueaban las piernas ante tan inhumano esfuerzo.¡Madre mía, no sé cómo habéis podido soportar un trabajo tan esclavo y de tanta dureza! Cada uno de vosotros merecéis un monumento que perdurara eternamente. ¡Qué machos castúos los de mi tierra! Hombres sedimentado en el neolítico, hombres a destajo con el terruño bajo el límpido cristal azul del cielo o bajo los negros nubarrones del tiempo metido en aguas. Hiciera frío o calor, allí estabais rumiando el silencio y la soledad de la mañana a la anoche con la mancera firme entre las manos, descubriendo la tierra en esponjosos y duros terrones, viendo renegrear a lo lejos la loma, renegando de la suerte encorvado sobre la tierra y el agua hasta los corvejones.
Es la hora de salida de la escuela. Juanito Juidías también vive en el barrio Cuenca y en amigable compañía, en vez de irnos por el Rincón de la Paloma, que era el lugar de costumbre, nos vamos por la calleja donde Eduardo tiene la carpintería. Aquella carpintería arrinconada entre la panadería de los Ruiz y la trasera de Isidro la Mosca, de puertas verdes siempre abiertas de par en par y de paredes desconchadas. Un viejo banco de trabajo de dura y pesada madera, con una mordaza en un extremo sujeta al grueso tablero, invade la estancia. Las paredes aparecían adornadas con infinidad de herramientas dispuestas en preciso orden: serruchos de distintos tamaños, cepillos, garlopines, formones. Un compás de hierro lleno de telarañas colgaba de un grueso clavo. Más allá, un berbiquí con la punta limpia y brillante y una barrena oxidada. Sobre el viejo banco de trabajo descansan distintos formones y unos ingletes con aberturas formando ángulos de cuarenta y cinco o noventa grados. El serrín, las virutas y los tacos de madera campan a sus anchas salpicando el suelo de coloradas baldosas por doquier. Hay un ajetreo fuera de los normal, o al menos me lo parece a mí.
En un lateral de la carpintería, sobre cuatro troncos, descansa la escalera, el armazón de un carro, ya dispuesto con el tiro, los torneados varales, las simétricas estaquillas adosadas a ambos lados y la tabla zaga unida a los limones. Eduardo y unos cuantos más mantienen un gran fuego en la enrramá de Torres Matías, frente a la carpintería , en la que están calentando una llanta de hierro en un vivo rescoldo de troncos de encina dispuestos en círculo. Esperan que el aro, ya colocado sobre la circular hoguera, se ponga al rojo vivo para después acoplarlo a la rueda. Eduardo dirige la operación con energía y temple. Va dando órdenes y los movimientos de la llanta son lentos y cuidados, está totalmente incandescente. Tres ayudantes cogen el aro con unos largos gatos de hierro para su traslado. Apoyada sobre el suelo se ve el armazón de la rueda. Entre los cuatro llevan en volandas el aro y lo amoldan a la rueda. La dilatación a que ha sido sometida la llanta hace que ésta entre con cierta holgura, pero antes de que la madera arda al contacto con la misma, vierten abundantes cubos de agua para enfriarla lo más rápidamente posible. El agua hierve al contacto con la masa de hierro desprendiendo un vapor que se volatiliza con prontitud en un siseo pertinaz que paulatinamente se va apagando. El aro queda ensamblado al golpearlo repetidas veces con unas grandes mazas y ha quedado con ese tono oscuro tan característico en las llantas de nuevo cuño. Después, ya vinieron las ruedas de goma, mucho más suaves y silenciosas en el rodar. Por cierto, las primeras ruedas con estas características las puso en su carro Pedro Aldana y el siguiente, Diego Montero cuando estaba ajustado con él Pepe Monda. El artífice del cambio fue un tal Cabrera, del que no puedo dar más detalles porque no los sé, pero imagino que muchos de vosotros, queridos lectores, lo tendréis entre vuestros recuerdos de antaño.
Llegamos tarde a casa y, al menos yo, fui presa de un interrogatorio inquisitorial por parte de mi madre, pues había llegado bastante después que mi padre que, por cierto, también iba a la escuela. No tuvo consecuencias la tardanza, pero mis sopas las tuve que comer frías. No obstante, aquello que vi bien mereció la pena, porque así puedo plasmar ahora aquella vivencia al recuperarla del rincón de la memoria.
Por debajo de mi casa, en la enrramá de Antonio Pirraca, hay una curtiduría. Me gustaba alcahuetear cómo adobaba las pieles de vaca y de burro, sin rastro ya de pelo alguno, extendidas sobre una amplia mesa. El curtidor era un hombre corpulento, ancho, no muy alto, con una camisa azulona por fuera del pantalón, y las mangas remangadas hasta el codo. Tenía el cuerpo inclinado sobre la mesa, apretando con fuerza una madera trepa, dura y brava, veteada de figuras. Sudaba desaforadamente por la frente y una gota le resbalaba hasta la nariz y, tras un visible vaivén, cayó sobre el duro pellejo acartonado.
Le pregunté por un líquido viscoso, resinoso, dispuesto en un recipiente, que desprendía un penetrante olor que invadía toda la estancia y la calle. Me habló de un árbol, al que haciéndole una hendidura – un corte, me dijo – del que segregaba esa sustancia. Al cabo de los años supe que esa trementina blanca tan olorosa es del jugo del zumaque, del pino, o de algún otro árbol resinoso, empleándose como curtiente.
Por cierto, en el Jarrete había una colonia de buitres- no sé si leonados o panterados- que despedazaban los cuerpos, ya sin piel, de burros, vacas y otros animales. Esa imagen majestuosa de las aves sobrevolando en el límpido azul del cielo y cuando posadas en tierra extendían sus enormes alas a la vez que desgarraban con sus poderosos picos la carroña, es como un sueño inacabado que persiste en mi memoria.
Son las dos de la tarde. De la fábrica de Ariño hiere el aire el sonido de la sirena. Aquella sirena que daba salida al mediodía y a la tarde a los obreros y trabajadores de la misma. Era la hora de comer. Mi madre tenía preparado, cómo no, un cocido de garbanzos con morcilla, tocino y un cuarto y mitad de carne de borrego que he ido yo a comprar esta mañana al puesto que tiene Pirraca en plaza. Las mazas colgaban de los ganchos y de otros penden negras morcillas de lustre y rojos chorizos de macho. ¡Qué rico! Desde entonces, nunca más he comido chorizo de macho como aquél. Gracias, Antonio, tengo ahora mismo la boca hecha aguas.
Parte de la pared que rodea la enramada de Pirraca se ha desmoronado a causa del temporal de agua. Se ha abierto una buena brecha y los borregos triscan a sus anchas por el Jerrete. A media tarde están allá un par de albañiles a remendar el estropicio. Preparan unos tablones en paralelo, sujetos con unos tirantes de alambre por la parte de arriba, y por los laterales apoyan unas estacas, por un lado con pie en la gavia y por el otro en la enramada. Una vez dispuesto el armazón, el cajón, van rellenándolo con paladas de tierra. Uno de los albañiles está dentro del cajón machacando sin piedad la tierra con un pisón de gran tamaño. Va regando de vez en cuando la tapia con agua de un cubo lleno hasta los bordes, la suficiente como para no embarrarla. Entre medio lo rellena con algunas piedras, trozos de ladrillos y tejoletas. El del pisón canta por Juanito Valderrama aquélla de “Ma(d)re hermosa”. No lo hace mal; lástima que no sé quién era para nombrarlo. Pero pasa por allí Silvestre con un saco y un hocino para segar un poco de hierba pa la cochina, y como es tan metomentodo, con ese gracejo que le caracteriza, dirigiéndose al cantaó, le dice en tono jocoso:
- Fulano, canta pa uno menos, que tienes la misma toná que los grajos en invierno.
El Tal le contesta:
- Po ajila palante y no te pareh, que de toh modo no canto pa ti.
- Bueno, pero espera una mijina, hombre, a ve si cambia el aire pa que yo no te oiga, que yo no soy un pachón pa taparme loh oídoh.
- Que ajileh pa lante t´he dicho, so lenguarón. ¿Se habrá visto máh metomentó que este tío?
Silvestre sigue su camino sin volver la cabeza tan siquiera y un gesto de ironía en los labios.
Mientras miro cómo terminan aquella tapia, mi gato ha salido maullando y ronronea restregándose entre mis piernas. Está mimoso en este momento. Era un gato negro brillante, más grande de lo normal en su especie, por lo que le llamábamos Tigre. Ya se sabe que los gatos son bastante ariscos e independientes, pero aquél, a pesar de todo eso, salía a buscarme cada noche casi hasta la iglesia. Me tenía cogida el bicho la hora y nos veníamos los dos en compañía calle abajo. Un día desapareció y nunca más se supo de él. Se me saltaron las lágrimas. Para mí, era un amigo. Cuando en invierno me sentaba en la camilla, se me ponía encima de las enagüillas al calor del brasero. Así nos encontraba mi amiga Poli cuando por la mañana iba a mi casa a llevarnos la leche recién ordeñada, en aquella lechera de aluminio abollada de tanto golpe.
Sale mi madre a la puerta y, a media voz, me llama para que vaya a un mandado al comercio de la Emilia. Poca cosa: aceite, fideos y sal gorda. Los fideos los extrae con un cogedor de lata de un saco de yute, que contenía aquellos fideos apelotonados y enmarañados que había que deshacerlos con las manos antes de echarlos en el caldo, y los envuelve en papel de estraza con aquella gracia de ir recogiéndolo en aquellos pliegues laterales que, terminando en punta de sobre, por último, replegaba hacia adelante. La sal me la pone en un cartucho también de estraza, pero más fino al tacto. El aceite, en la garrafilla que llevo para tal menester. No llevo dinero para pagar. Mis padres tenían un convenio con Emilia, mediante el cual, todos los gastos que teníamos iban anotados en una libreta ex profeso para ello. Así, que le entregué la libreta y allí anotó, apuntó, lo que llevaba en cantidad y precio. A primeros de mes, mi padre sumaba y le pagaba religiosamente los gastos acumulados. Eran apuntes a doble libreta; Emilia tenía la suya con lo mismo, pero más grande y con el nombre de cada cliente encabezando la hoja. Nunca oí en casa el menor comentario ni desacuerdo en lo que se debía. Y así un mes y otro. Para nosotros era más cómodo así, decía mi padre. No lo dudo, pero supongo que también el retrasar el pago le beneficiaría algo en la escasa economía familiar.
Yendo hacia casa, oigo los cascos atropellados de un caballo desbocado que viene de la Magdalena. Detrás, a distancia, vienen corriendo tres hombres con el resuello en el cogote y con los bofes en la boca. Unos que estaban en la plazoleta intentan, al paso, parar al bruto, con aspavientos y voces, sin conseguirlo. Yo, al ver al bruto en esas condiciones, arrimo la espalda a la puerta de Eduardo, esquina a la calleja del tío Lucas, y me quedo inmóvil ante el espectáculo caballeresco. El animal no obedece ni a gestos ni a gritos, cocea en su alocada carrera y enfila la calle abajo del barrio Cuenca. El bicho paró por los alrededores de la fábrica de los Joselito. De vuelta, el caballo aún resoplaba y se ponía nervioso e inquieto ante los improperios del amo que sudaba como un energúmeno y traía un aspecto desastroso y lamentable, con los calzones caídos y la camisa por fuera y desabrochada, enseñando una oronda barriga, empapado de sudor por los cuatro costados. Se iba acordando del padre del caballo, de la madre, de todos sus muertos, sin dejar de lado, mientras tanto, a toda la jerarquía celestial y todos los dioses del Olimpo. Así, que la bestia iba con las orejas pichas sin atreverse a decir ni tus ni mus, con una recia soga al pescuezo como cabestro.
Suena el tañido de la campana anunciando a las santas inclinaciones, al culto del santo rosario. Don Arcadio venía por la calle Iglesia con su negra sotana abotonada de arriba abajo. Iba dando las buenas tardes a todo el que se cruzaba, en amena charla con su hermana, doña Luisa, a un lado, y Diego Pila, al otro. Los enanos que estábamos correteando por la plaza, al verlo, dejamos el juego y veloces como alma que lleva un ángel, corrimos a besarle la mano que nos extiendió cumplida y generosamente. Una vez consumado el ritual por nuestra parte, don Arcadio, con cierto disimulo, se limpió el dorso de la mano besada en la parte trasera de la sotana, supongo que de las babas y tal vez del moquillo de algún narizado.
Un grupito de beatíficas mujeres, tocadas de negro velo, se dispone a entrar en la iglesia. En el vestíbulo se lo moldean nuevamente con gesto coqueto y atraviesan el dintel de la puerta, pasito a pasito por el pasillo central, mitigando los pasos, con la intención de que el ruido de los tacones fuesen lo menos ostensibles y sonoros. Pepe, el sacristán, dirige las preces. Era jueves y tocaban los misterios gozosos. Primer misterio: la anunciación del ángel a Nuestra Señora. Dios te salve, María….



A. Fernández Bozano

miércoles, 6 de mayo de 2009

NO HABRÁ PAZ SIN AMOR

NO HABRÁ PAZ SIN AMOR
Porque todo se enreda entre codicias
que nos llevan al borde del abismo,
en hambre y sed de paz nos desvelamos,
en hambre y sed nos afligimos
y acariciando bombas y aviones
se nos despierta un germen de mal signo.
Quisiéramos raer cuanto nos merma
aquello en que asentamos el dominio.
Pero a veces penetra en la conciencia
la luz de la verdad que hemos perdido
y un temor nos aflora entre lamentos
al ver que nuestra paz está en peligro.
¡Lamentos insensatos!
¿Acaso no tenemos un propicio
sendero que nos lleva a su conquista?
Para gozar la paz hay que ganarla;
pero no con las armas y exterminio.
La paz universal,
nuestra paz y la ajena son lo mismo.
Se conquista ganando corazones
por limpio corazón, con amor limpio.
Hagamos que el amor paterno fluya
en los ojos mirando a nuestros hijos,
y cuando vibre pura la mirada,
sin recelos, sin nubes ni espejismos,
contemplemos al prójimo en ella.
Hay que limpiar el limo
cotidiano que mancha a nuestros ojos
y dar paso a la luz de lo divino,
hasta el oscuro fondo de la carne
donde el celeste aroma de su brillo
nos impregne con mágica hermosura.
En vano transitar otros caminos.
Para llegar al prójimo, no existe
sendero más directo y expedito
que el limpio corazón lleno de amor.
No habrá paz por los siglos de los siglos
si volvemos la espalda a esta verdad
ungida por la voz del Cristo.

Antonio Fdez. Bozano

martes, 28 de abril de 2009

GROTESCO PANORAMA

Este poema lo escribí viendo las injusticias que soportaron los hombres de mi pueblo y que yo vi siendo jovencito. De aquellas vivencias,nacen estos versos que dedico a los pocos que quedan de
aquel grotesco tiempo. Para vosotros, amigos jornaleros que lo sufristeis. Yo estaba en Babia y con poca edad para enjuiciarlo en aquel momento. ¡Cuánto siento no haber estado a vuestro lado!

GROTESCO PANORAMA
Voraces tus paisanos instituyen
pomposo carnaval de sentimientos
que fingen filantrópicos fervores
sosteniendo el tinglado donde vives.
Y no tienen más medidas
que sufrir esta broma y ser testigo,
porque el orden dogmático que impera
y excluye la bondad de otro andamiaje,
no olvida la merienda de negreros
en la jungla donde mueve su recoba.
Velando paternal por el bien tuyo
- la madre que parió tanto padrastro –
te exigen obediencia, obediencia,
matando la raíz del silencio,
las flores insumisas del instinto
y la luz que en la escuela se cimenta.
Te exigen obediencia, obediencia,
lo mismo que a la yunta quien arrea.
Tu sino es trabajar.
Trabajar, trabajar para comer.
Comer, comer cuando se puede,
porque el amo no es lobo que olfatea
y sabe ser modelo de cristiano
con carne de serpiente;
modelo de cristiano, hecho banquero,
te ofrece algún jornal oportunísimo
y paga con justeza y se reserva
el cien por diez.
Y tú, mísero esclavo, ni más
ni menos que la yunta a quien arrea,
a quien tienen el pienso asegurado
porque así lo ha dispuesto el que fabrica
los prodigios de paz y de ventura
en manos de piadosas entidades
- perfectas como sogas de patíbulos-
regidas por astros de la patria
con piadosa intención y luz perfecta
de faro que te alumbra a bien morir,
como siempre mueres, jornalero,
en lucha contra el hambre y las tinieblas.
¡Qué pobre recompensa,
cuando estás aguantando toda, toda
la maldición de Adán a tus espaldas.
¿Hasta cuándo serás bestia irredenta
que trabajas sumisa al gong del amo,
con tal fidelidad que es increíble,
pues trabajas cual tonto que no piensa
y bobo, cual pánfilo cordero,
ajeno a los festejos de la Pascua
como fachudo rucio derrengado
con desollado lomo por las cargas;
pero erre que erre, soportando
la maldición de Adán a tus espaldas?
¿Hasta cuándo serás bestia irredenta
obrero campesino de este pueblo?